Laura Pollán, la esposa del periodista y político cubano Héctor Maseda, condenado a 20 años de cárcel tras la primavera negra del 2003, es una de las fundadoras de las Damas de Blanco, el grupo de mujeres que cada domingo protagonizan una marcha pacífica en La Habana para pedir la libertad de sus familiares, presos políticos. Caminan con la cabeza alta, con el corazón en una mano, y, en la otra, un gladiolo. Su voz es aterciopelada, pausada, cálida, derrocha humanidad, pero no tiembla, no duda. Es firme.
-¿Por qué es consentido el grupo Damas de Blanco?
-Se ha ganado ese espacio. Al principio empezamos a caminar para manifestar nuestra protesta, éramos pocas y el Gobierno no le dio importancia. Ahora se han ido sumando más y se ha logrado que el mundo sepa quiénes somos. Por eso el Gobierno quiere intimidarnos y acabar con nosotras. Pero hemos resistido, y la perseverancia y el amor por nuestros familiares ha hecho que nos mantengamos. Y vamos a continuar mientras haya presos políticos. El Gobierno se ha visto en la necesidad de consentirnos.
-Tuvimos varios actos de repudio desde el 2005, pero sin llegar a la violencia verbal ni extrema de los últimos tiempos. El 9 y 10 de diciembre fuimos repudiadas y hubo golpes. Ahora, en marzo, fue la desmesura. Creo que se debe a que hemos crecido, las mujeres del pueblo se nos han ido sumando y salimos unas 60, 65, 40, es decir, una cantidad notable.
-¿Las fuerzas de seguridad intentan no solo intimidarlas a ustedes, sino a las demás para que no se les unan?
-Ese es el mensaje, no solo para las mujeres sino para toda la
oposición y el pueblo. Las Damas llegamos a tener un renombre, pero lo importante para ellos es que el pueblo no sea capaz de sumarse a las protestas.
oposición y el pueblo. Las Damas llegamos a tener un renombre, pero lo importante para ellos es que el pueblo no sea capaz de sumarse a las protestas.
-Tienen mucho coraje, pero ¿qué teme el régimen?
-Con la situación crítica en lo económico y en lo social que tiene el país, en cualquier momento puede darse un estallido social como sucedió en Europa del Este. Pueden pensar que una caminata sea la llamita en la que prenda el descontento del pueblo.
-El cardenal Ortega intercedió para que no sean molestadas.
-Estamos muy agradecidas de que mediase para que no nos hostiguen.
-¿Qué representó el cambio de Fidel Castro a Raúl?
-Fue para peor. Jamás las Damas habíamos sufrido tanto, y si todo esto nos lo hacen públicamente los uniformados, qué podrán hacerle a los presos, que no lo ve el pueblo. Además, Raúl es más represivo, más fuerte que su hermano. Fidel tenía más carisma, lo que no quiere decir que fuera bueno con su pueblo, pero no era tan represivo, por eso Raúl pudo estar tantos años al frente del Ejército.
-¿Qué se siente ante galardones como el Sajarov, de la Eurocámara, el de Human Rights...?
-No hemos trabajado para ganar premios, sino para sacar a nuestros familiares de la prisión. Pero nos dan un respaldo ante el Gobierno, y nos ayudan a que se nos respete y a que el Gobierno no arremeta con la fuerza brutal. Nos dan fuerza y ánimos para continuar. Son como un escudo que de cierta manera nos protege contra la represión.
-¿Y cuando les niegan el permiso para recogerlos?
-Es muy duro, porque sabemos que fuera de Cuba podríamos activar otras campañas. Es muy decepcionante saber que vivimos en un país que es una cárcel grande. Nos han negado la salida cinco veces y este mes no responden a la petición para ir a Holanda. Cada vez que nos niegan salir es una raya más para este Gobierno y hace visible ante el mundo su imagen de violador de los derechos humanos.
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