Por Manuel Vázquez Portal
Firmaba Pedro del Sol. Sus despachos llevaban claridad. Iluminaban el silencio de un pueblo amordazado. Se sabía hijo de la luz. Pero también conocía, como José Martí, que como un monstruo de crímenes cargado, todo el que lleva luz se queda sólo y el 18 de marzo del 2003 sintió como nunca la soledad de una celda.
Después de revolcar su casa, husmear entre sus papeles y sus libros, la policía política castrista lo llevó a su cuartel en Ciego de Ávila y sin culpas ni confesiones el 4 de abril lo condenó a 20 años de cárcel. Comenzaba la más honda de las soledades. Mirar en silencio las paredes de una celda de castigo.
Pero qué había hecho Pedro Argüelles Morán para merecer tal pena. Sólo llevar luz, decir, sin miedo, sus verdades, y por eso quisieron convertirlo en un monstruo y cargarlo de culpas....
Había estudiado Geodesia y Cartografía y quizás soñaba con un nuevo mapa de Cuba donde la libertad y el respeto a las ideas ajenas fueran los accidentes geográficos más sobresalientes de la isla.
Había estudiado Geodesia y Cartografía y quizás soñaba con un nuevo mapa de Cuba donde la libertad y el respeto a las ideas ajenas fueran los accidentes geográficos más sobresalientes de la isla.
Se inició en la oposición en 1992 como activista del Comité Cubano por los Derechos Humanos. En enero de 1995 se unió a 11 organizaciones opositoras de las provincias de Camagüey y Ciego de Ávila, para formar el Frente Unido Democrático Camagüey-Ciego de Ávila.
En 1995 colaboró en la fundación de la agencia de prensa Patria, la primera fundada en el interior del país. Pero Pedro era un adelantado. Desde 1993 enviaba noticias al exterior de forma directa bajo el seudónimo de Pedro del Sol.
Fue corresponsal en Ciego de Ávila de la agencia de prensa independiente CubaPress. Formó parte de la Cooperativa Avileña de Periodistas Independientes desde 1999. Sólo eso fue, un cartógrafo que dibujaba párrafos de amor sobre las áridas sabanas de una patria arrasada por la censura, el odio y el autoritarismo.
Si quisieron convertirlo en un monstruo y que lo dejáramos solo se equivocaron. No se puede abandonar a un hombre que desde una celda escribe: Me enterraron en un hueco húmedo y frío y lo rellenaron de mentiras e injusticias pretendiendo secuestrarme de la luz, pero la verdad rompe la intolerancia y denuncia la demagogia. Me confinaron el cinismo y la hipocresía, pero la razón se rebela y abre candados y derrumba rejas de odios y venganzas. Me encerraron para silenciarme, pero el amor que todo lo espera me inunda de solidaridad. Las ergástulas no pueden con lo eterno, y lo infinito y lo trascendente son la verdad y el amor.
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