Ayer sábado, casi al anochecer, he hablado con Alejandrina García de la Riva. Ella me ha contado lo que ocurrió en casa de Laura Pollán.
Con voz dulce y pausada, como si estuviera narrándole una vieja historia a sus nietos, la esposa de Diosdado González Marrero, quien fue condenado a 20 años de prisión cuando la Primavera Negra de Cuba, me ha dicho que lo más doloroso no fue que un agente de la policía política le torciera un brazo casi hasta fracturárselo y pretendiera no dejarla llegar a casa de Laura, sino cuando vio que los agentes castristas estaban usando niños para que las insultaran y les lanzaran objetos, hasta piedras....
¿Niños? Pregunté. ¡Niños¡ Me explicó. Cuando me le escapé al gorila que forcejeaba conmigo para que yo no llegara a casa de Laura, y las Damas de Blanco que estaban dentro salieron indignadas a defenderme del acto feroz del agente, ellos dieron la orden y la turba se abalanzó contra nosotras. Desde el techo de casa de Laura desplegaron una bandera cubana que nos cubrió. Nos empujaron. Nos insultaron. Palabras groseras. Nos dijeron horrores. Pero lo más doloroso fue oírlas de las bocas de los niños que trajeron para un acto tan miserable.
Están desesperados, me ha dicho, ¿qué dirá El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, al saber que el régimen cubano usa niños para semejantes atropellos? Están desesperados. Ya no les queda nadie a quienes puedan arrastrar para tal barbaridad.
Colgué el teléfono. Y me quedé pensando. Pensé. El régimen cubano está perdido. La bandera cubana a quien cubre, enaltece y protege es a las Damas de Blanco. Tiene todos los símbolos al revés. Cuando la utopía todavía era creíble, millones de niños se incorporaron voluntariamente a la campaña de alfabetización, ingresaron a la organización de pioneros, y podía aceptarse, pero eso de que los lleven a un acto donde se atacará a mujeres indefensas es ya una aberración. Como me ha dicho Alejandrina, qué pensará de ello la UNICEF.
Tomado del blog de Vazquez Portal
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